La idea de “querer” está en la mente.
- Itziar Lorenzo MArtinez
- 28 dic 2014
- 2 Min. de lectura
Hoy quiero hablar de una película que tenía pendiente por ver y que por fin hoy me he dedicado tiempo para verla. Sé que es muy normal a día de hoy, encontrar conocimiento, compañía, curiosidad, sexo, amor duradero e incluso hijos a través de Internet, estableciendo lazos íntimos con alguien que no has visto, ni olido, ni intuido. Pero puedes establecer una relación apasionante, real y perdurable a través de un ordenador. El protagonista de esta película tan triste accederá a la seducción mutua, el deseo, la compañía, la plenitud, los celos, las dudas, sentirse acompañado y amado, el crepúsculo, el final, a través de alguien que no existe, maravillosamente programado, intocable, profesional, perfecto.
Una pelicula que me recuerda a la serie de BLACK MIRROR, con su mensaje de ¿hasta dónde podrán llevarnos las nuevas tecnologías? Una bocanada de aire fresco, un canto a la soledad (y a cómo superarla) llamado HER.
Vivimos en la era en la que los dispositivos electrónicos inteligentes son nuestros mejores amigos, y eso es precisamente lo que Spike Jonze quiere mostrarnos en ‘Her’. Se trata de una historia que mezcla ciencia-ficción y romance, explorando la naturaleza del amor y las formas en que la tecnología puede llegar a aislarnos y a conectarnos al mismo tiempo.
En ‘Her’, nos trasladamos a un futuro no muy lejando donde Theodore, un escritor solitario, adquiere un moderno sistema operativo diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Pronto, Theodore se sentirá atraído hacia dicho sistema operativo con voz de mujer y comenzará una extraña relación sentimental con ella.
Comienza describiendo el sufrimiento interminable de una separación, de un tipo del nuevo mundo cuya profesión es escribir cartas modélicas intentando aliviar o solucionar asuntos afectivos de gente con problemas que son incapaces de expresar y que se siente roto cuando acaba su trabajo y debe enfrentarse a su soledad. Esta parecerá desaparecer cuando una mujer virtual, sensual, divertida, infinitamente comprensiva, inicie un idilio perfecto con el que sentía que su corazón era una ciudad destruida, sin murallas, condenado a la resignación más trágica.
Esto hace que me pregunte, ¿hasta dónde son capaces de llegar nuestros sentimientos de soledad? ¿realmente buscamos la perfección y nos cabreamos cuando no la encontramos? ¿es aquello que buscamos irreal? ¿seríamos capaces de enamorarnos de algo que ni si quiera es físico, sólo porque su base de datos es enorme y puede complacernos?
Her no es una película. Es algo mucho más imporante que eso. Es un experimento social que aborda al ser humano y al mundo tecnológico en el que vive. De una manera muy original e inteligente nos habla del amor y el desamor.
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