Fracasos amorosos consecutivos
- Itziar Lorenzo MArtinez
- 6 feb 2015
- 3 Min. de lectura

Las dificultades amorosas, son un problema frecuente a lo largo de toda la historia. La inestabilidad de las relaciones amorosas y la insatisfacción de la vida en pareja parecen ser una variable negativa que nos afecta de lleno.
El enamoramiento, estado psicológico que aparece avasalladoramente en nuestra vida, nos lleva a relacionarnos con un individuo y a apostar por un vínculo que, creemos, podrá satisfacer y completar nuestra existencia. Este estado psicológico, caracterizado por la idealización, es necesario para el comienzo de la relación de pareja y para alcanzar, posteriormente, el amor maduro, el cual nos puede brindar la satisfacción esperada. Sin embargo, en muchas otras situaciones el enamoramiento y el vínculo amoroso pueden también fracasar.
El comienzo es algo positivo. Conoces a alguien que te atrae, y te enamoras.
Un estado así es fundamental para poner el esfuerzo y la energía necesaria en la construcción y elaboración de una nueva iniciativa. La ilusión que entrega el enamoramiento permite perseverar en el logro de tales objetivos.
Pero cuando una ilusión amorosa fracasa una y otra vez, los dardos apuntan al otro sujeto o a las características de la relación, sin que haya un proceso de reflexión e introspección que haga posible descifrar las variables
internas que nos llevan a realizar una elección de pareja con características indeseables o a establecer vínculos amorosos poco gratificantes.
Probablemente, existe la fantasía de que con la próxima pareja será distinto. Lo que muestra la experiencia, no obstante, es que las malas elecciones se continúan produciendo, lo que se traduce en fracasos sucesivos.
Por otro lado, creemos que las experiencias amorosas sucesivas nos entregan la sabiduría necesaria para conocernos y conocer los sujetos que nos atraen como pareja. Creemos conocer y tener absolutamente claros los aspectos que buscamos al elegir una pareja; pero, si tenemos todo tan claro, ¿por qué es tan común equivocarse y fracasar?.
Nadie quiere equivocarse el escoger una pareja, pero son muchos los que solamente consiguen relaciones de pareja insatisfactorias.
En primer lugar, la elección de pareja dependerá del grado de flexibilidad o rigidez de los determinantes del pasado, lo que refiere al nivel de elaboración de la relación con los padres. Los recuerdos de la relación con nuestros padres nos dejan sentimientos placenteros o dolorosos.
En una elección de pareja, suele pensarse en las cosas que resultan importantes al comienzo de la relación y no en las que pueden serlo a largo plazo, de las cuales generalmente depende el éxito o fracaso de la relación.
Mientras uno se sentirá agobiado por su pareja, el otro se sentirá constantemente insatisfecho en sus necesidades de afecto.
Solo conociendo dichos factores nos es posible optar por una mayor libertad en las elecciones y control de nosotros mismos, revisando los aspectos del mundo interno que nos llevan a establecer los vínculos amorosos, gratificantes o degradantes, que establecemos.
La elección de pareja determina el pronóstico de la relación, por lo cual, conociendo las variables que influyen en este proceso, podemos aumentar las probabilidades de éxito y disminuir la tendencia a la disfuncionalidad. Es esencial conocer estas variables y trabajar los aspectos propios de la vida psíquica a fin de comprender la responsabilidad que tiene cada persona en las elecciones que lleva a cabo. Los fracasos amorosos nunca son causa del destino.
Tal como ocurre en la adicción y el consumo de sustancias, los vínculos amorosos patológicos muestran características neurales similares. De acuerdo con Maureira (2009), los núcleos y neurotransmisores que sintetizan la experiencia del amor son los mismos que sustentan la adicción a las drogas.
Vicissitudes of the love life: When hate underlies love
Pablo Fossa Arcila
Universidad del Desarrollo (Santiago de Chile)
Comentarios