Nuestro cerebro
- Itziar Lorenzo MArtinez
- 22 feb 2015
- 4 Min. de lectura
Nuestro cerebro es único, asombroso, fascinante y aún hoy en día sigue maravillando a los científicos que se animan a estudiarlo, pues a pesar de que ya pudieron desentrañar varios de los misterios que oculta, todavía queda mucho por descubrir.
Se encuentra ubicado dentro de nuestra cabeza y está protegido por el cráneo. Nuestro cerebro nos permite pensar, emocionarnos, aprender, movernos, soñar, imaginar, crear, recordar y hacer planes. Se encarga de que todo nuestro cuerpo funcione a la perfección.
El cuerpo humano tiene entre 5 y 6 litros de sangre. Sin embargo, el cerebro, que sólo representa el 1.5 % de la masa corporal, utiliza el 20 % del oxígeno y el 25 % de la glucosa que la sangre transporta. Tiene gran apetito, por lo que alimentarse de forma saludable y adecuada es primordial para su buen funcionamiento.
El cerebro humano produce electricidad todo el tiempo: a la mañana, cuando despiertas, genera suficiente electricidad como para encender una lámpara pequeña. La clásica alegoría de la idea representada por una bombita de luz es, por lo tanto, una metáfora muy realista.
Los tejidos grasos, los vasos sanguíneos y el agua que lo componen le dan una textura y consistencia singular, muy similar a la del tofu (queso de soja) y, en menor medida, a la de la gelatina.
El cerebro humano se ha desarrollado a lo largo de miles de años a través de la evolución natural. Cuenta con sistemas surgidos con un propósito determinado (asegurar la supervivencia en el mundo natural) y posteriormente se vio obligado a adecuarse al nuevo mundo civilizado. De ahí que a muchos de ellos les cueste adaptarse y, por esto, aparezcan problemas como, por ejemplo, discutir omolestarnos por cosas sin importancia.
Nuestro cerebro está más preparado para reaccionar rápidamente que para pensar. Por esta razón, a menudo, nos damos cuenta de nuestra respuesta ante un acontecimiento sólo cuando ya hemos actuado. Por ejemplo, si se le pide a un grupo de personas que respondan a un estímulo visual, éstas suelen indicar haber adquirido conciencia del estímulo medio segundo después de haber comenzado a responder.
El cerebro suele tomar atajos y por ello se equivoca. La razón es que está acostumbrado a buscar rápidamente una respuesta adecuada, en lugar de emplear más tiempo para dar con la mejor contestación.
En los adultos, el peso promedio del cerebro es de alrededor de 1,350 kg.
Junto con el cerebelo (ubicado debajo del cerebro), la columna vertebral que recorre nuestra espalda y los nervios (unas especies de cintas que entran y salen de la columna vertebral) forman el sistema nervioso (SN).
La función del sistema nervioso es coordinar y dirigir todas las acciones, tanto las que se refieren al conocimiento y control del mundo exterior, como las vinculadas al cuidado del cuerpo (respiración, digestión,
circulación de la sangre, mantenimiento de la temperatura corporal, control del sistema inmunológico, entre muchas otras).
El sistema nervioso nos permite percibir el mundo exterior a través de los sentidos y nos cuenta cuál es su aspecto. Por esto, si es necesario, elabora una respuesta u orden que transmite por medio de los nervios a los músculos o glandulas.
Su funcionamiento también es el que crea nuestromundo mental. Incluidos los nervios que recorren todo nuestro cuerpo, el sistema nervioso está compuesto por células: la más famosa de todas ellas es la neurona.
Esto quiere decir que las diferentes estructuras claves del sistema nervioso tienen como base conjuntos de neuronas que actúan formando estrechas redes intercomunicadas entre sí.
Se estima que poseemos unas cien mil millones de neuronas. La posibilidad de conectarse con otras neuronas es enorme, pues cada una de ellas puede hacerlo con hasta 200.000 de sus pares.
Las neuronas, al igual que todas las células, están rodeadas de una envoltura que separa el interior del exterior: la membrana celular. Básicamente, todas están formadas por un cuerpo o soma y presentan dos clases de prolongaciones a las que se denominan neuritas: unas pequeñas que rodean el cuerpo celular de la neurona que reciben el nombre de dendritas y otras más largas llamadas axón. En ambos casos se caracterizan por terminar en varias ramificaciones similares a las raíces de un árbol.
El cuerpo celular, o soma, es la región más voluminosa y vital de la neurona, siendo sus partes más importantes el núcleo y el citoplasma. El núcleo contiene el ADN que, a su vez, posee la información que dirige la actividad de la neurona. Por su parte, el citoplasma es un medio líquido poseedor de una serie de pequeños elementos que permiten la respiración de la célula, así como también la utilización de los nutrientes que recibe para obtener energía y la síntesis de muchas sustancias (llamadas neurotransmisores) empleadas para comunicarse con otras neuronas.
Las dendritas son prolongaciones nerviosas cortas, consideradas el canal de entrada de la información. Su función es recibir impulsos de otras neuronas y enviarlos hasta el cuerpo de éstas.
El axón es la prolongación más larga de la neurona y su función es sacar el impulso y conducirlo hacia otra neurona (los axones pueden medir hasta un metro). Sólo existe un axón por cada neurona que tiene múltiples terminaciones llamadas “botones terminales”. Los axones están cubiertos en su mayoría por una sustancia blanca y grasa llamada mielina que ayuda a aislarlos, protegerlos y además, permite que la información impulsos nerviosos) viaje a mayor velocidad.
A la comunicación entre neuronas se la denomina sinapsis; ésta se produce mediante señales químicas y eléctricas.
En general, las conexiones (sinapsis) se producen entre el axón de una neurona que conduce la señal y la dendrita de otra que lo recibe (aunque también pueden encontrarse otros tipos de sinapsis). Sin embargo, en realidad no hay un verdadero contacto físico, ya que entre las neuronas existe una zona microscópica, llamada espacio sináptico, por donde se intercambian los neurotransmisores.
Para que la comunicación pueda producirse hay unos elementos llamados iones que entran y salen de la membrana que recubre la neurona. Este intercambio de entrada y salida permite que las señales se transmitan y vaya pasando desde una neurona a otra.
Las neuronas no están solas, sino acompañadas por las células gliales que las cuidan, ayudándolas a nutrirse y mantenerse sanas. Nuestros aprendizajes están plasmados en la unión de muchas neuronas y de ese modo el cerebro almacena en la memoria nombres, lugares, números, olores, etc. Gracias a estos circuitos o redes neuronales podemos recordar o hacer cosas que hemos aprendido.

Asociación Educar
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